miércoles, 2 de noviembre de 2016

HALLOWEEN , CULTURA, LECTURA Y VALORES


Un cuento corto infantil: EL CONCURSO DE DISFRACES
Marisa y Daniel son dos niños de diez años, ambos son amigos desde que iban a preescolar y son prácticamente inseparables.
cuento-infantilComo se acerca Halloween y ya son mayorcitos, los padres de su curso han decidido prepararles una fiesta con todos sus amigos, siendo el plato fuerte un concurso de disfraces. El premio, una piñata llena de dulces terroríficos para el ganador.
Como los niños están entusiasmados con la idea de la fiesta, todos deciden ayudar a sus padres a hacer la decoración para el gran día. Pronto se ponen manos a la obra y, junto con sus padres, quedan todas las tardes para ir haciendo los adornos que le darán al lugar reservado para la fiesta un toque de misterio y miedo que tanto les gusta.
Llega el esperado día y tanto Marisa y Daniel, como todos sus amigos van con sus disfraces favoritos, todos dispuestos a ganar la tan deseada piñata.
Mientras unos padres preparan lo necesario para dar el veredicto del concurso, otros les hacen actividades para que se diviertan durante la fiesta y les sacan unas grandes bandejas llenas de bocadillos, pasteles y refrescos para que repongan fuerzas entre juego y juego.
También han preparado una pista de baile donde los más bailarines se lo pasan en grande con las canciones que han oído  y bailado durante las largas vacaciones de verano.
La tarde se pasa volando y conforme se acerca la hora de decidir cuál será el mejor disfraz, los niños se van poniendo cada vez más nerviosos.
Llega el momento de elegir al mejor disfraz y, la decisión se convierte en lo más difícil de la tarde. Todos tienen algo que lo hace especial y será complicado que todos se lo tomen bien.
Finalmente, después de pensárselo mucho, nombran al ganador del concurso.
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¡Y el ganador del I concurso de disfraces es…!- dice el padre de Marisa, dando emoción al momento – ¡Guillermo,  por su disfraz de momia caza fantasma!
Todos los niños y sus padres rompen en aplausos y le hacen un pasillo a Guillermo para que pueda pasar a por su premio. Todos menos Marisa y Daniel que, tremendamente enfadados por no haber sido ellos los ganadores salen de la habitación dando un portazo.
Viendo la situación tan incómoda que han creado los dos amigos, los padres de Marisa y Daniel van detrás para hablar con ellos y que se disculpen, pero no hay forma de convencerles para que salgan a disfrutar de lo que queda de tarde con sus amigos.
El padre de Marisa empieza a enfadarse por el comportamiento de su hija y le pregunta por qué se porta así después de lo bien que lo estaban pasando hasta entonces.
 -¡No es justo papá! – Le contesta Marisa entre lágrimas- ¿no ves que el disfraz de Guillermo esta hecho solo de papel? Mi disfraz de bruja es mucho más bonito.
– Eso no es así, Marisa – le dice su padre – hemos decidido que sea su disfraz porque a pesar de ser sencillo, se lo ha hecho el mismo. Eso es lo que le hace especial, es muy fácil ir a la tienda y comprarse el más bonito que haya. Pero también es muy bonito hacerte tu mismo disfraz y eso cuesta tiempo.
-Pero papá…- protesta la niña.
– Cariño, es muy bonito ganar. Pero tienes que aprender que a veces se gana y otras se pierde. Anda vuelve con tus amigos a la fiesta.- le anima cogiéndole de la mano.
cuento-de-halloweenNo muy convencida, Marisa vuelve al salón y se sienta de nuevo junto a su inseparable Daniel, mientras todos los demás están pendientes de Guillermo, que con un palo se dispone a romper la piñata, con forma de calabaza, para descubrir su preciado premio.
Con un golpe certero, rompe la calabaza y todos los niños corren a coger una de las chuches que lleva dentro. Guillermo, al igual que los demás, coge todo lo que puede y, viendo que no están junto a ellos Marisa ni Daniel, le pide a la madre de Daniel que le acompañe donde están los dos amigos.
Guillermo se acerca con las manos llenas de chuches y les ofrece parte de las que ha cogido de su piñata.
-Se que estáis enfadados porque he ganado yo, pero si queréis podemos compartir las golosinas. – les dice Guillermo con un hilo de voz.
-Pero, es tu premio. Son tus golosinas.- le dice Daniel.
-Eso es, deberías quedártelas tú.- le insiste Marisa un poco más calmada.
– No quiero las chuches si no puedo comérmelas con mis amigos. Yo no puedo con todas.- dice el niño con una sonrisa de oreja a oreja.
A los tres amigos les puede más las ganas de comer chuches que el enfado y, enseguida se sientan en el suelo a elegir las que más le gustan a cada uno.
Mientras los padres de Daniel y Marisa sonríen al ver la lección que el gesto de Guillermo les acaba de enseñar.  Si es importante saber perder, aún lo es más saber ganar.
Un cuento corto infantil por Rosi Requena

Espero os haya gustado este cuento. Saludos, D. Julián.

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